sábado, 12 de noviembre de 2011

Mucho que declarar

    A Madrid llegas caminando, trotando, corriendo o volando. 

Si optas por el avión conocerás Barajas, el aeropuerto de la ciudad. Y si viajas en una aerolínea bien, disfrutarás las facilidades del terminal número 4 (T4), donde se respira posmodernidad europea hasta en los baños.

Fotografía © 2011 Claudio Lagos.

La T4 tiene buen lejos. Impone sus ondas, sus calaminas. Por dentro la frialdad de sus amplios pasillos, contrasta con la calidez amarilla de la estructura que la sostiene. Se trata de un galpón, pero un lindo galpón. Está para comercial de Lipigas.

Fotografía © 2011 Claudio Lagos.

Sorteando los trámites migratorios, pasas a la siguiente fase: el trayecto a la ciudad. Hay muchas alternativas. Si el destino son las estaciones de Atocha o Chamartín, la opción es el tren de cercanías, conocido como Renfe. El Metro es una maravilla, pero debes prepararte a varios trasbordos no recomendables luego de 14 horas de viaje en clase turista.

Fotografía © 2011 Claudio Lagos.

El dato, el tip, anota, es la micro. El autobús. El Nº200 que te deja en la estación de Metro Avenida América (intercambiador), o el que va directo a Atocha. Hay comprobación empírica de que es la mejor opción. Micrito + Metro. Más rápido e infinitamente menos enredado. La parada está bien señalizada, no hay por donde perderse. 1.5 euros cuesta el boleto sencillo. No le pases el dinero en la mano al chofer, déjaselo en la pecera.

Así, no queda más que darte la bienvenida a la ciudad de los bares apretados, las cañas compulsivas, el “a por ello”, el “hasta ahora”, y en breve, la facha derecha del PP.

Pero siempre tendremos ¡Madriz!

Aeropuerto T4 desde Autobús Nº200.
Fotografía © 2011 Claudio Lagos.

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